Carta abierta a mi hija Maria

Querida María, hoy tras 90 días sin tener noticias de tu mama, a la cual envíe varios correos, solicitándola los teléfonos para poder hablar contigo, para poder verte por webcam, he recibido un aviso de mi abogado, de que el abogado de tu mama, me requiere para el pago de los atrasos de la pensión alimenticia que debo pasarte.

Hoy, junto con la exigencia torticera de dichos pagos, me han facilitado los teléfonos y los horarios en los que puedo llamarte, ademas de la cuenta bancaria. Todo lo que debian haberme facilitado en hace 90 días, y no ahora, mediante amenazas, como si yo no hubiera querido oirte, verte.

Hoy,  me he sentido ofendido porque quien no contestaba a los correos, si le comunica a su abogado lo que mis correos decían, en los cuales pedía permiso para que tu y yo pudiéramos vernos por Webcams, hablar, sentirnos algo mas cerca, y que de paso me niegan, «…de momento» como dicen ellos.

Hoy, me he dado cuenta de que tu mama, no quiere facilitarnos las cosas. Se que son palabras duras para una niña, pero algún día deberás tener conciencia de la realidad que te alejo de mi.

Hoy me he dado cuenta de lo cruel que puede ser una persona,  que ha antepuesto nuestra relación, la tuya y la mía, a sus torticeros intereses, que parece ser que se limitan, no a lo económico sino a lo moral, a hacerme daño.

Mañana seguramente trataré de hablar contigo, y seguramente habrá un nuevo problema. Algo que surga del misterioso mundo de dolor que nos han impuesto, para evitar que podamos tener un contacto, sano, directo, sin interferencias.

Mañana, será otro día, y así uno detrás de otro.

Pero hija mía, querida María, no pienses que no te quiero, no pienses que no te amo, no pienses que me he olvidado de ti.

Solo te pido, un poco de paciencia, pues las malas acciones, la indecencia moral, tienen corta cabida en el mundo, y poco a poco, me recupero de las heridas, y cuando al fin este recuperado, te prometo que tendremos todo el tiempo del mundo, y que nada ni nadie podrá mentirte más sobre nosotros.

Te quiero María.