La delgada línea roja

Bajo el titulo de una película de guerra, escribo este pequeño esbozo de un estado de guerra mental y personal que vivo en algunos momentos.

Ayer ocurrió algo que ha cambiado ciertas cosas en mi interior, y que una vez más me robo la calma interior que en estos últimos tiempos me acompaña en la mayoría de mis instantes.

Cumplido el primer tercio del mes de Ramadán, con la luna a punto de llegar a ser llena, completa, con el cielo cubierto de hermosas estrellas, navego en un mar tempestuoso de deseos insatisfechos.

¿Qué son los deseos sino aquello que queremos y no tenemos?

Muchos me dirán, que el deseo muchas veces nace de lo ilícito, y yo les diré que si, que puede ser cierto. Casi siempre deseamos lo que no tenemos, lo que vemos y no poseemos, y más aun cuando nos machacan en un sociedad publicitada, en la que muchas veces vivimos errantes bajo las normas del marketing.
Pero hay otra clase de deseo, que nace de nuestra propia naturaleza, imperfecta, hermosa y misteriosa, y que se ve reforzada cuando es acompañada de sentimientos.

¿Es pues en es momento, que hablamos del mismo deseo?

Quizás si, quizás, no. O simplemente las ópticas de la respuesta sean muy distintas según el ojo que las mire. Yo vivo en mi mundo, alejado de lo que deseo, alejado de lo que amo, por normas humanas, que me alejan de aquello que no tengo, de aquello que deseo.

Trato de comprender ese mundo, trato de evitar lo que no quiero evitar, lo que no comprendo aun porque he de evitarlo, de sentir vergüenza o miedo por ello, pero no puedo. No puedo resistirme al embate del calor que en mi interior ruge como un animal encadenado, por cadenas que no quiere llevar.

Siento como me golpean con la visión de mi libertad, siento el calor de una tacita caricia, pero algo me recuerda en algún momento, que mi deseo tiene amo, que mi comprensión debe ser mayor aun, de ese destino no querido, de esa lágrima escondida que brota de mi interior, cuando descubro, que vivo en una delgada línea roja, al borde de dos mundos, al borde de un abismo de realidades, que me lleva a sitios que no quiero, pero desde donde veo lo que siempre soñé.

Ahora recuerdo, aquello que había olvidado y que el deseo me ha recordado. Ahora siento, lo que siempre he sentido, que no soy sino un juguete en las manos de las personas que amo, y que muchas veces, el exceso de cariño, de amor, nos deja en una posición, que nos recuerda todo aquello que no deseamos sufrir.

Siempre escucho las mismas palabras, que me exigen, unas veces directamente y otras soterradamente. Ahora vuelven a mi esas palabras, como infernal música que atormenta mi corazón, que me recuerdan el lugar en el que estoy, que me recuerdan el lugar en el que viví.

A’oozu bi laahi minash shaitaani aamantu bil laahi wa rusulihee
Me refugio en Allah del Shaytan. Deposito mi fe en Allah y en sus Mensajeros