Pensamientos en Ramadán I

Primer cuarto de luna del Ramadán, y fluyen los pensamientos en mi interior. Es mi primer Ramadán, y lo que pensé que iba a ser algo duro y difícil, se esta convirtiendo poco a poco, en la confirmación de mis sentimientos, de mi fe, de mi amor.

Pese a la dificultad intrínseca del idioma, de mi educación europea, y de la confrontación de ideas, de pensamientos contradictorios fruto de mis experiencias pasadas, y porque no decirlo de una mente europea, cada día que pasa, me acerco más a mi fe, cada vez siento más fuerte en mi interior mi amor por Allah.

Nada importa que la dureza de vivir un estado de cosas, donde la mujer que amo sufre la distancia de un destino provocado por la injusticia de un derecho civil contrario a la sharia, que nos impide ser esposos, pues en mis pensamientos esta la alegría de saber que mi destino me ha permitido conocer a una mujer maravillosa, llena de amor, que es capaz de llenar de paz y amor, a una persona como yo, atormentada por su pasado, poco a poco siente como las aguas limpias recubren el lago de su alma.

Al hamdolillah, por todo lo que la vida me ha dado, lo bueno y lo malo, por darme un luz en mi camino, por darme la capacidad de entender, de ver, de sentir, de amar, e incluso de perdonar.

En estos días he recuperado la conversación con mi hijo Borja, y además me he enterado de que al final va ir a la universidad a estudiar Historia. Me siento orgullosa de él. Es un muchacho inteligente, sensible, lleno de cosas hermosas, que seguro que le permitirán hacer cosas interesantes y buenas en la vida.

Alguien me dice si sobrellevo el Ramadán, y yo le contesto, “No lo sobrellevo. Lo llevo con amor”. No es un castigo, no es un dolor, es simplemente un espacio de amor, de compresión, de entendimiento, de corazón.

Solo espero, que el próximo, pueda pasarlo junto a mi esposa, poder ir con ella a la mezquita, sentir el amor en todas sus extensiones, y en todas las direcciones. Inchallah.