Crisis 2.0, la palabra de moda en versión de moda
Tanto de hablar de los 2.0, porque no aplicar el cuño a la crisis que ha saltado de forma directa y reconocida, pese ha llevar gestándose ya mas de 18 meses.
Mientras sufro una vez más la falta de puntualidad derivada de sus trapicheos, a los que me tiene acostumbrada Atlas-Blue, o lo que es lo mismo, la low cost de la Royal Air Maroc, y trato de evitar que la humedad de mis ojos me recuerde el adiós a mi hija, con la cual he pasado un maravilloso fin de semana (no la veía desde hacía dos años), no he podido evitar liarme a aporrear el teclado de mi portátil, ya que navegar no puedo, pues el timo de la red Kubiwireless, no me deja conectarme un ratito.
La verdad, es que me asombra lo que he leído estos días sobre los planes de nuestro augusto líder mediático, escoltado por algunos de los socilistos más refutados del mercado económico y políticos (los blanco, los solbes,…) que nada tiene que ver con los precios que he visto en los supermercados, y cierto tufillo fascista, en las políticas sociales de retorno de emigrantes, que ya se empezaron a acuñar hace algún tiempo.
Tras años de especulación, unas veces realizada por los grandes, es decir los quejicosos bancos que ahora piden dinero para salvarnos de la crisis, las grandes inmobiliarias, algunas de ellas en manos de las familias más hábilmente especuladoras, de buena fachada, tarjeta de club selectos, pero sin olvidarnos de esa clase media-alta, verdadera promotora de la burbuja inmobiliaria, a razón de la escuela financiera de este país, que promovió la especulación de ladrillo.
Se queja el Ministerio de Economía de la gran bolsa de fraude en los alquileres de piso, poniendo el grito en el cielo, aunque parece que se olvidan siempre, del otro gran fraude, el de las VPO, que no son sino un sistema de aumentar la masa de nuevos ricos y especuladores surgidos de la mandos intermedios, pequeños profesionales y profesionales liberales, autónomos y otras especies, que consiguen su vivienda a costa del erario publico que les subvenciona gran parte del precio, con el fin de poner en breve, el piso en circulación inmobiliaria, mediante el uso de los distintos sistemas alégales, con precios de escándalo, y por supuesto con la connivencia de notarios del reino (Si esos que te cobran un pastón por firmar, y que cuando se trata de una compra-venta de pisos o propiedades inmobiliarias, se van un momento al cuarto de baño, para no ver lo que no hace falta ver, y no oír lo que no se debe oír)
Se quejan los especuladores de la bolsa, como se quejaron antaño los que perdieron sus ahorros con empresas piramidales como AFINSA y compañía, sin recordar sus conversaciones de barbacoa, en adosado unifamiliar en urbanización de lujo, en las que reían y gozaban, de los pingues beneficios obtenidos y no declarados a la hacienda publica, mientras la panchita (perdona por la expresión, pero ya creo que es de uso común cuando nos referimos a los sudamericanos inmigrantes en España) de cofia y delantal, recarga una y otra vez de bebidas el hermosos jardín, modelo Leroy & Merlin, a 3€ la hora, contrato basura y el decreto de expulsión como espada de Damocles colgando sobre su cabeza.
Porque esta es otra. Años de bonanza prefabricada, permitieron que la sociedad española se desintegrara, en la necesidad falsaria de la importación de mano de obra, cuando no era cierto que fuera necesaria, al menos en la cantidad que surgió de la aplicación del modelo low cost, a todos los niveles. La realidad, es que a día de hoy, y gracias a las grandes empresas que han usado el sistema inmigración para dejar vacío de contenido los logros sociales del siglo XX, se generó una necesidad, resentida por la bajada de salarios, el detrimento de los oficios, y un exceso de universitarios españoles, que no es que no quisieran trabajar, ni en la hostelería, ni en el campo, ni en la construcción, sino que no querían hacerlo con las condiciones laborales actuales, los salarios congelados a lo largo de los años y otro sin fin de lindezas.
Ahora, en plena crisis que como esta prevista, no ha hecho sino comenzar, y que probablemente nos mostrará su cara más dura después de una temporada de navidad donde las ventas no llegarán ni a la cifras más optimistas, comenzarán a pulular como demonios escondidos en la memoria de algunos, las actitudes racistas y xenófobas, propias de tiempos difíciles.
No hay sino ver, el burdo intento del gobierno socialista de reubicar, expulsar, repatriar, o no se que adjetivo ponerle, a los miles y miles de ecuatorianos y marroquíes, que después de años de trabajo basura en nuestro país, de formar parte sin quererlo de un sistema de cosas que ha propiciado el nacimiento de nuevos ricos de 4×4, adosado unifamiliar y VISA Gold, en base a la perdida progresiva de la capacidad salarial de ciertos oficios, la seguridad laboral y otros canceres de nuestra sociedad, les queremos dar la patada en el trasero.
Claro que lo que muchos de mis amigos marroquíes piensan, no es en el plan, (según los propios socialistas, no llega ni al 4.000 las demandas de solicitud de información del plan de unos 800.000 inmigrantes de esas nacionalidades censado) sino si a la larga, los que van de compañeros, de protectores de los trabajadores, modificarán el texto del plan, en torno a otra realidad: la de la expulsión.
A más de un amigo, ya le he dicho, que no lo creo, que de forma directa no, pero ya sabemos como funciona la maquina social. De forma sibilina, la sociedad se va enquistando en actitudes retrogradas, y los mecanismos de presión son muchos y variados, pudiendo en la practica llegar a ser decisivos, para forzar el retorno de miles de inmigrantes a sus países de origen, y encima con peores condiciones de las actuales.
No se de que nos quejamos, pues lo que tenemos hoy en día, con los pánicos bursátiles, la hipotecas, los guerreros de la libertad en Irak, o los policías antidroga democráticos de Afganistán, no es sino lo que el ser humano en su conjunto social promueve.
La falta de valores reales, y me da lo mismo sean cristianos, judíos, o musulmanes, así como agnósticos, liberales, nos llevan a la situación social actual, que no es sino la “sálvese quien pueda” traducida que todo el mundo pretende vivir lo mejor posible, con mas lujo, con mas cosas, con más …. Más de todo lo que se puede comprar, pero muy poco de lo que se puede sentir.
No es la primera vez que el mundo moderno experimenta esta sensación, a la que nos lleva las turbulencias financieras, como lo fueron el Gran Crack del 29, el hundimiento del 87, o el desastre de las Punto Com (se acuerdan de Timo-Terra?).
Al margen de mensajes apocalípticos, aprovechados casi siempre por fanáticos de unas y otras religiones, o de falsos profetas de editorial de bolsillo o prensa de transporte público, no estamos sino ante un reajuste del green de los ricos, que lamentablemente pagaremos los menos favorecidos.
Al final, el resultado es que algunas fortunas cambiaran de manos, algunos nuevos ricos arruinados, muchas propiedades cambiaran de propietario, nacerán nuevos millonarios, y en el camino millones de trabajadores, de pobres, seguirán subsistiendo mientras asistimos al nacimiento del nuevo ciclo económico.
Por lo que a mi respecta, quizás peque de egoísta, pero solo me importa, como llevar mi empresa a un punto, que me permita vivir medianamente bien, poder pagar los viajes para ver a mi hija, los estudios de mi esposa, y no tener que vivir pegado a mi trabajo durante mas de 30 horas a la semana. Si, lo dicho, 30 horas, que trabajar más me parece un insulto a lo efímero de nuestra vida. Las otras horas que antes hacia, prefiero dedicárselas a mi esposa, al conocimiento, o actividades sociales que me permitan sentir y percibir que el mundo existe más allá de mi ombligo o de las imágenes publicitarias de una televisión que casi no veo ya.