Tormentas de Verano

Se cierra el tiempo del verano, acercándose el tiempo del Ramadán, y siento las tormentas de mi corazón hambriento, de mi alma atormentada.

Camino por la playa de mi amor, y la siento cerca, muy cerca de mi. Paseo por ella, y entre mis dedos juego con su arena cristalina. Diminutos granos de cristal que llevan mil nombres escritos en sus facetas; nombres que hay que mirar de cerca, muy cerca, con amor, mucho amor.

Pero solo eso y nada más puedo tener, sino la arena entre mis manos resbalar, escapándose con ella cada suspiro, cada lamento, sin otro pensamiento que tener más y más.

Quisiera bañarme en sus aguas, cubrirme con sus olas, y sentir la fuerza del mar que baña mi playa. Quisiera jugar sobre ellas, deslizarme al viento en sus crestas, y sentir el rugido de voz. Quisiera, más no puedo, y me desespero.

Siento la arena deslizarse una vez más entre mis dedos, caliente y húmeda, que me lleva a mis recuerdos, mientras el tiempo me recuerdo que es un sueño que simplemente vivo un tiempo prestado, es entonces cuando siento las frías gotas saladas que mi cuerpo lanza al firmamento.

Llueve ya sobre mi corazón, y son mis compañeros, el trueno y el rayo, en una tarde de finales del verano.

Alhamdolillah, porque siento la arena en mis dedos, y siento la brisa en mi cuerpo, y en mi cuerpo brotan, mil recuerdos, mil sueños. Y si recuerdo y sueño, es que vivo y siento, algo hermoso, algo que llevo dentro.

Largas noches de tormentas lejanas

Fotografia de Jacobo Biarnes en Flicker